miércoles, 28 de enero de 2009
El asesino.
sábado, 24 de enero de 2009
House

Como un Rey Midas inverso, cada cosa que toco, la destruyo, la convierto en algo malo.
Y hay muchas pruebas de eso.
Anoche, salí a beber con dos amigos, Isaac y Admín. Fuimos al lugar de siempre, y estuvimos platicando, bebiendo, estábamos alegres. Pero con la maldita inconsciencia que me brinda el alcohol, pasó lo que es inevitable cuando estoy cerca, pasó algo malo. Le tiré un pedazo de diente a mi mejor amigo, Isaac. ¿Qué hizo él? No pudo hacer más que aventarme cerveza en la cara. Nada más. De haber sido yo el que hubiera perdido un diente, me hubiera dejado ir encima a golpes, y nunca más hubiera vuelto a ver al pendejo que me lo tiró. Pero él no. Sólo fue al baño a parar la hemorragia. Me quedé un rato ahí, sentado, sintiendo miedo, sintiendome mal. "Ve a hablar con él", me dijo Admín. Subí las escaleras, y entré al baño, ahí estaba, con un pedazo de papel tratando de detener el sangrado. No pude decir nada, sólo puse mi mano en su hombro, y le pedí perdón no sé cuántas veces. Pensé que me iba a golpear, que me iba a gritar, que me iba a decir que en su vida quería volver a verme. No. Simplemente, dijo: "Son cosas que pasan". No me merezco un amigo así, porque soy un imbécil. Ya una vez, lo describí como el tipo que tiene mi amistad, pero que en realidad, no la quisiera. "¿Recuerdas la vez que dijiste que tu relación conmigo era como la de House y Wilson? Pues tienes razón, Victor", me dijo.
jueves, 22 de enero de 2009
La guitarra.

Olvidada, colgada de un clavo cualquiera en una pared cualquiera, dejándola empolvarse. Y, sin embargo, estoicamente se resistió a dejarse olvidar, sobrevivió a la posibilidad de apolillarse, de oxidarse, de pudrirse, ha soportado su vejez, la acepta, pero no se deja vencer por ella. Como en vida hizo su dueño.
Y ahora, es mía, y no es sólo una guitarra, es una vida de momentos felices y tristes, de éxitos y fracasos, de sol y sombra, de caos y orden, una vida que siempre estuvo ligada a la música, una vida que, si no fue ejemplar, al menos dejó un legado. No es sólo una posesión, es una responsabilidad. La responsabilidad de disfrutarla, de sentirla, compartirla y cuidarla como lo hizo mi abuelo. Y no hablo sólo de la guitarra. Acepto mi responsabilidad con mucho placer, júbilo, amor y respeto.
miércoles, 21 de enero de 2009
Prólogo
Siendo este un libro (sic) tengo las mismas pretensiones, pero no es, ni será hermoso o gallardo, ni siquiera discreto, porque no habla de algo que sea relevante, interesante o cautivante, o de alguien que haya hecho grandes hazañas, ni que haya peleado por amor, o que haya encontrado la amistad de un modo bizarro y especial. Esta "obra", simplemente habla de una vida, de una esencia, de un tipo de pensamiento, expondrá al desnudo todo lo que soy, pienso e imagino, todo lo que invento, siento y origino...
Ergo, "desocupados lectores", no espero que disfruten, gocen o se alegren de leer lo que pasa en una existencia, una mente y una imaginación como la mía. Lo único en lo quiero creer, es en que intentaré hacerlos pensar, ilustrar, sorprenderse; y dejar una enseñanza digna de ser adquirida.
Quid pro quo, espero, digo yo algo, y espero que ustedes me digan otra cosa, ya sea comentando, por el mensajero, por teléfono, en persona.
"Y con esto, Dios te de salud y a mi no olvide. Vale."
*Nota, las frases entre paréntesis salieron de otro prólogo, el de Don Quijote de la Mancha.