martes, 2 de junio de 2009

El asesino... (El Libro)

Varias personas me ha pedido que continúe la historia de Diana, asi que aquí está, trataré de hacer una verdadera historia.

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Tal vez... Tal vez haciendo poco de lo que él hacía, lo conozca mejor... Después de todo, tenía razón, somos una plaga... Odio a los que lo mataron... Y odio a mi madre... Cuando nos dejó, ella siguió como si nada, tan tranquila, hasta feliz...

Voy... Voy por el hacha, al jardín... Tengo una misión heredada... La misión de mi padre, ahora es la mía...

Diana caminó hacia la orilla de la casa, donde acomodaban las herramientas, como si estuviera hipnotizada... Acercó su mano para tomar el hacha...

-¡Diana! Te llaman en la puerta!

El grito de su madre la sacó del trance. Pensó en lo que estaba a punto de hacer, y se sintió mal. Todo en lo que creía estaba confuso ahora, el enorme aprecio por la vida de los demás se vio reducido a nada por un momento de extrema emoción...
-Supongo que el dolor hace que la gente enloquezca - pensó.
Fue a la puerta, era un servicio de paquetería, venían a entregarle algo. Firmó, confundida, no esperaba recibir nada de nadie en este momento. Revisó la cajita, no reconoció la dirección.
Subió a su cuarto, cerró la puerta y le quitó la envoltura al paquete, y encontró dentro un cuaderno pequeño, con las pastas pintadas de negro, y un sobre con su nombre...
Tomó el sobre, extrañamente, creia reconocer la letra, pero no sabía bien de quién era. Abrió el sobre, sacó la carta y empezó a leer:

Octubre 20, 19....

Hola, Diana... No espero que recibas esto con alegría, porque ni yo que la escribo siento felicidad
al hacerlo, pero en fin. No creo que reconozcas la letra, han pasado ya... ¿Cuantos? ¿Quince años?
Y debes seguir siendo la misma mocosa estúpida que eras entonces... Aún no debes reconocerme...
Está bien, te daré una pista... Tenías 9 años la última vez que me viste... Si, soy tu papá... El que te
abandonó ese dia, el que tu madre nunca amó, el que muchos desearían ver muerto... Y sigo vivo, muy a su pesar;
al menos hasta hoy. Ya te habrás enterado, me persiguen por hacer lo que hago. Llevo años terminando
con la plaga, ya saben quién soy, y quieren para mi trabajo, mi misión. ¡Idiotas! Creen que van a
poder detener algo tan fuerte como mi determinación, algo tan poderoso como lo es la realidad...
Porque solo me enfrento a la realidad, hija mía. La realidad del mundo, es que somos una
horrible y vil plaga, destrozamos todo lo que enontramos, matamos por placer, vivimos
de los recursos que nos da la naturaleza sin dar nada a cambio, solo hacemos un mal a este
planeta, solo nos dedicamos a destruir, matar, quemar, abusamos del supuesto intelecto que siglos
de evolución nos dieron, y eso está mal... Sé que lo que hago es una parte de todo ese mal,
pero al menos trato de llegar a una solución. Como sea, no viviré mucho tiempo, ahora que ya
saben quién soy, me encontrarán y me matarán, no creo que siquiera me dejen llegar a juicio.
Sabes, nunca me comporté como padre, creo. No me nació nunca quererte, no es lo mío.
Pero siempre mostraste un gran parecido conmigo, en el carácter, eres una versión pequeña y primitiva de mi.
No creo que lo entiendas, pero al menos sabrás lo que soy. El cuaderno que viene en el paquete,
es una especie de diario mio, lo escribo desde antes de que tu nacieras, ahi está plasmada toda mi esencia,
todo lo que tiene dentro, es lo que soy y lo que fui, no pudiste conocerme en vida, pero asi podrás saber
un poco más sobre tu padre.
Ten una larga vida hija, y no llores por mi cercana muerte, porque a mi en realidad, no me importa.
Y no olvides, lo que me pase, es lo que pasa cuando una fuerza imparable se enfrenta a un objeto
inamovible...


Era todo lo que decía la carta. Diana se sentía confundida, alegre por saber sobre su padre, enojada por lo que decía, triste porque el ya sabía que su fin estaba cerca....
-Pero... El no me amaba... Si, me amaba... Si no me hubiera querido, no me hubiera recordado antes de morir... ¿¿Qué debo hacer??
Volvió su mirada a la oscura pasta, y decidió leer el diario de su padre. Levantó el cuaderno, y el reflejo revelaba un título: Libro Negro...