(Un escrito atrasado del Libro Negro físico, pasó en Febrero)
Siete años siendo el centro de la atención. Siete años siendo la consentida, la mimada... Te cuidé y te alimenté todo este tiempo... Y en dos días, te fuiste...
Tenía una gata, fue parte de mí familia desde que llegó a la casa. Vivió 7 años conmigo, y en dos días murió, le detectaron una falla renal, y tuve que ir a dormirla. Anoche dormí con ella a mi lado, la vi sufrir, llorar, verla inmóvil; en ese momento supe que no iba a pasar del fin de semana. La abracé, la cuidé esa noche, y recordé todo el tiempo vivido, desde que llegó siendo sólo una pequeña bola de pelos, mugroa y pulguienta, y vino a mi mente cómo la vi crecer. Mi mascota era especial, fue el último regalo que me hizo una tía, ya finada por el cáncer. No creo ser una persona normal, y también espero que lo que escribo sea prueba de ello. Tengo un inmenso e inexplicable amor hacia mis mascotas, muchas de ellas, han llegado a ser más que un animal de compañía.
Un peludo y molesto pedazo de mi ha muerto hoy. Una gran compañía, tuvo que irse... Y yo lo decidí... Por amor, por compasión, por no querer verla agonizar... Yo se que donde esté, lo agradece, ya no soportaba el dolor.
Au revoir, mon petite.
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